martes, 8 de septiembre de 2009

El


Ella no lo sabía, pero en cada hombre que conocía lo buscaba a El. Daba igual que fuese alto, bajo, moreno, rubio, fuerte, mayor... daba igual. Ella siempre hacía las mismas preguntas: "¿Y qué tipo de música te gusta?" era la que más repetía. Si la respuesta se desviaba exageradamente de lo que a El le gustaba, ya no le interesaba. Pero ella seguía buscando. Quería enamorarse de alguien, quería olvidarse de El antes de que fuese demasiado tarde, pero buscando en otros lo mismo que había encontrado en El no era la manera más acertada. Se pasó casi dos años encontrando hombres que poco o nada tenían que ver con El, y siempre ocurría lo mismo: los rechazaba. Llego a dormir con muchos de ellos, pero eso le traía sin cuidado. Élla quería algo más, un doble de El que la quisiera. Le corría prisa, pues cada día que pasaba se sentía más enamorada, y de eso es de lo que huía. Un martes de diciembre. llamaron a la puerta. Era El: "Bea: te quiero". Y fue así, sin más, como se dio cuenta de que quería algo totalmente diferente a El. Ahora que le tenía enfrente, suplicándola, solo sentía lástima por El. Eso no podía ser amor. Así que, sin más, esbozo una gran sonrisa y le dio un portazo en las narices. Por fin, había pasado página. Y ahora si lo tenía fácil: su agenda del móvil estaba llena de hombres opuestos a El. Sólo era cuestión de ponerse manos a la obra.

No hay comentarios: