miércoles, 3 de junio de 2009

COCINANDO ILUSIONES QUE VUELAN


Erase una vez una chica que le enloquecía la cocina. Le parecía un mundo fascinante, lleno de sabores y olores. Soñaba con elaborar platos imposibles llenos de colores aún por llegar. Pero era sólo un sueño. Estudiaba una profesión compleja y apenas tenía tiempo para dedicarse a cocinar. Hacía algunos platos, pero tímidamente. Sabía que le quedaba mucho por aprender, y esperaba algún día poder hacerlo. Y un día le conoció a él. Era un maravilloso cocinero que trabajaba en uno de los mejores restaurantes de Madrid. Sabía hacer comidas que ni ella imaginaba que existían. Había cocineros mejores, pero para ella, él era único. La manera en que le hablaba de sus platos, de las texturas de los alimentos, de la mezcla de sabores, la tenía ensimismada. Cuando quedaban en casa de él, siempre la enseñaba mil y una recetas que la trasladaban al mundo de sus sueños... la pasión que él sentía por la cocina, el amor por su trabajo, la implicación en su tiempo libre... la fascinaba... pero... ella se distanció de él... ¿qué podía ofrecerle? era una chica normal, con una vida sencilla que lo más que sabía hacer eran unas lentejas estofadas... se sentía una hormiga a su lado, no tenía nada que darle que él no tuviera... quería ser como él, pero años de experiencia les separaban. Y esque ella sentía que la cocina para él era más que una profesión, era un estilo de vida, un hobbie, un "ser y estar". Y ella no era así... compartían la pasión, pero ella no podía mostrársela, porque se sentía ridícula frente a los conocimientos de él. Hasta que un día llegó él y le preguntó...


"¿quieres que te enseñe a cocinar?"