sábado, 23 de febrero de 2008

abuelos



Cuando tenía 16 años, recuerdo ir por la calle detrás de dos ancianas que iban comentando que a una de ellas un chaval la había insultado llamándola "vieja", "a ver si te mueres ya" y "basura". Cuento esto porque me impactó muchísimo, pensando quién podría ser tan cruel para insultar a, al fin y al cabo, una parte de nuestra existencia: la tercera edad. Porque no olvidemos que todos vamos a pasar por esta etapa, y sin embargo son el colectivo de la sociedad menos protegida a nivel emocional: nadie tiene interés de hablar con un anciano, al fin y al cabo son anticuados y no se puede hablar con ellos de casi nada; se quejan todo el día de dolencias y muchos hablan de la muerte, tema no agradable para nadie; no se puede pasear con ellos, son lentos y torpes, y tienes que ayudarles cada dos por tres. Pues bien, mucha gente piensa esto de los ancianos, pero, sin embargo, llendo un poco más allá de lo que se ve, hay que entrar en los corazones de nuestros mayores y pensar qué es lo que pueden sentir: un anciano tiene a la espalda una vida llena de alegrías y tristezas, de euforias y sufrimientos, de trabajo, de familia, de lucha por salir adelante. Y eso, aunque no lo he vivido, tiene que pesar. Un anciano tiene la conversación más enriquecedora que nadie más puede dar, puesto que sus ojos han visto pasar millones de situaciones, historias, anécdotas,... Sólo hay que preguntarles, todos están encantados de contar "sus batallas". Cierto es que se quejan de dolencias, pero esque las tienen y culpa suya no es, sino de la naturaleza, que les hace más frágiles a nivel fisiológico y comienzan a tener problemas que les ocasionan dolor. Es normal que se quejen, y por eso mismo necesitan mucho más apoyo y entretenimiento para superarlo lo mejor posible. Habrá que vernos a nosotros a su edad si soportamos el dolor como ellos... También es verdad que algunos están obsesionados con la muerte y hablan de ello, pero yo me pregunto ¿cómo no van a estar obsesionados? Porque hoy en día la muerte es sinónimo de posible dolor, de incertidumbre, y a nadie le gusta algo que va a pasar y que no se sabe como va a ser ni a donde va a conducir. Y la muerte la tienen ahí, a la vuelta de la esquina, acechándoles en cada paso que dan....pues normal que hablen de ella.... muy normal.


Por todo esto, muchas familias abandonan a sus ancianos en residencias de malas muerte en condiciones casi infrahumanas siendo conscientes de ello. Muchos adolescentes como el que he citado arriba les insultan y ridiculizan. Otros no tienen con quien hablar y se pasan todo el día sentados en una silla mirando al cielo, esperando...


Dentro de unos cuantos años, yo seré anciana, y el que está leyendo esto también. Sensibilicémonos con ellos aunque sólo sea porque el día de mañana seremos uno más. Queramos y arropemos a nuestros ancianos, porque aunque están cerca de la muerte, tienen mas vida acumulada que nadie dentro de ellos. Formemos una grande familia en la que niños, jóvenes, adultos y ancianos se ayuden los unos a los otros.


___________________________________________



*este artículo habla de una situación enfocada desde un punto de vista muy general, entendiendo también que muchos ancianos son felices con sus familias y no tienen ningún problema dentro de la sociedad pero, a veces, para ver la parte negativa de las cosas, hay que exponerlas de manera general.