Hay un chico anónimo sentado en un bordillo de cualquier parte de Madrid. Veintitantos. Tiene la mirada perdida. Piensa: "¿Y qué voy a hacer ahora sin tí?". De repente, una lágrima asoma y cae por su mejilla. Se sorprende. No suele llorar. Le gusta soñar. Y sueña que ella está sentada en el mismo bordillo, a su lado, secándole la lágrima.
Hay una chica anónima sentada en una mesa cualquiera de cualquier bar de Madrid. Ya no llora. Ya no. No le quedan lágrimas. Está cansada de echarle de menos. No quiere pensar en él, pero no puede evitarlo. Se levanta, se acerca a la barra, paga el café, y comienza a correr. Llega tarde. Pero se tropieza y cae al suelo. Y mientras inspecciona la nueva herida en su rodilla, piensa... "¿A quién se le ocurre sentarse en un bordillo?".
http://www.youtube.com/watch?v=Q-d2T7K6rGI&feature=related
2 comentarios:
Todos los principios empiezan por un final :P
Acabo de descubrir tu blog y he de decirte que esta historia me ha conmovida extraordinariamente. Te sigo en Twitter :)
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